En Nicaragua el turismo es una nueva actividad económica que está teniendo un gran auge.Se construyen nuevos hoteles,restaurantes y urbanizaciones; cada día nos visitan más turistas…,pero ¿cómo hacer para garantizar que esos beneficios lleguen al campo? Creemos que esto sólo es posible a través de un turismo rural,comunitario y campesino.
Rural, porque se practica en las comunidades que tienen atractivos naturales: paisajes, ríos, playas, cerros...
Comunitario porque la gente organizada, ya sea en una asociación, una cooperativa o hasta un grupo familiar, toma decisiones en conjunto, organiza y realiza el trabajo, y se reparte los beneficios.
Y campesino porque es el productor rural el que se lucra de esta nueva actividad,como un complemento al trabajo que realiza en la agricultura y la ganadería,que son los rubros que le garantizan los alimentos.
El turismo visto así es un ingreso más, no un sustituto de las actividades tradicionales que se realizan en el campo;que además tiene la ventaja de producir ingresos en épocas muertas o cuando hay poco que hacer, y que permite a las personas seguir viviendo en sus lugares y mejorar su vida.
Este turismo además es sostenible ambientalmente, porque satisface las necesidades de la población sin comprometer los recursos naturales para las generaciones futuras;pero también es sostenible social y culturalmente.
Socialmente porque el beneficio queda en la población para mejorar su vida.
Culturalmente porque la gente puede seguir con su identidad, con sus radiciones, sintiéndose orgullosa de ser campesina o indígena.
Este es el turismo que queremos promover a través de las múltiples experiencias que presentamos en este número especial de Enlace, elaborado en conjunto con Fundación Luciérnaga, que ahora tiene en sus manos.
Un turismo que es una herramienta más para el desarrollo rural,en manos de la gente.
Rural, porque se practica en las comunidades que tienen atractivos naturales: paisajes, ríos, playas, cerros...
Comunitario porque la gente organizada, ya sea en una asociación, una cooperativa o hasta un grupo familiar, toma decisiones en conjunto, organiza y realiza el trabajo, y se reparte los beneficios.
Y campesino porque es el productor rural el que se lucra de esta nueva actividad,como un complemento al trabajo que realiza en la agricultura y la ganadería,que son los rubros que le garantizan los alimentos.
El turismo visto así es un ingreso más, no un sustituto de las actividades tradicionales que se realizan en el campo;que además tiene la ventaja de producir ingresos en épocas muertas o cuando hay poco que hacer, y que permite a las personas seguir viviendo en sus lugares y mejorar su vida.
Este turismo además es sostenible ambientalmente, porque satisface las necesidades de la población sin comprometer los recursos naturales para las generaciones futuras;pero también es sostenible social y culturalmente.
Socialmente porque el beneficio queda en la población para mejorar su vida.
Culturalmente porque la gente puede seguir con su identidad, con sus radiciones, sintiéndose orgullosa de ser campesina o indígena.
Este es el turismo que queremos promover a través de las múltiples experiencias que presentamos en este número especial de Enlace, elaborado en conjunto con Fundación Luciérnaga, que ahora tiene en sus manos.
Un turismo que es una herramienta más para el desarrollo rural,en manos de la gente.
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